julio 24, 2007

Notingan

Claro que debés acordarte. La noche derivó en un coqueto departamento de calle Montevideo, bebiendo alcohol, fomentando el vicio de la poesía borgeana, absurdo ejercicio de la memoria, "ya no seré feliz, tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo". Acostumbrados a los fracasos, ambos, nos sumergimos en los laberintos de Don Jorge Luis. Tomamos bebidas espirituosas, recostados contra la pared de una habitación casi desmantelada. Después vinieron encuentros que poco tuvieron que ver con la literatura (o tal vez si) y que quedaron truncos por Robin Hood, el Rey o el avión de Aerolíneas Argentinas. Una lástima.

2 comentarios:

Celeste Sánchez Goldar dijo...

JorgeLius vendría a ser como la música de fondo de qué tipo de momentos?

Volante de enganche dijo...

mire, para "esos" momentos la música queda en un 2º plano, juas!
Pero uno comienza con un "te acordás de aquella poesía?... y comienza y se sirve otro vaso y sigue con las poesías y bue.. llega un momento que uno se mete en un laberinto y te comen los tigres...